Los automóviles son el medio de transporte más utilizados en el mundo. Esto es gracias a que pueden llevarnos de un lugar a otro en poco tiempo y con mucha comodidad.
Desde sus inicios hasta el día de hoy, su uso se ha masificado hasta tal punto que ha sido necesario recurrir a otros medios de transporte para evitar embotellamientos o ayudar a preservar el medio ambiente.
Para esto último, existe una nueva tendencia que, sin eliminar el uso de automóviles, puede ofrecer una solución más amigable con el medio ambiente. Esta tendencia es la conducción eficiente. Esta es una manera de conducir que tiene como finalidad reducir el consumo de combustibles, disminuyendo así la contaminación ambiental.
Con la reciente divulgación de esta tendencia, muchas personas se han interesado en ella y han surgido interrogantes como “las técnicas de conducción eficiente, ¿aumentan la seguridad vial?”. Y la respuesta es un sí rotundo. Gracias a la conducción eficiente, se puede tener una conducción menos brusca y una reducción en el índice de accidentes automovilísticos.
Un aspecto importante para lograr una conducción eficiente es el cambio de marcha y en ese aspecto nos centraremos en este post. Si quieres mejorar tu conducción, preservar la vida útil de tu automóvil y ayudar a conservar el medio ambiente, sigue leyendo este artículo. Aquí conocerás más sobre cuándo cambiar de marcha.
A medida que le vas cogiendo el hábito a tu coche, podrás tener la capacidad de saber cuándo cambiar la marcha según el sonido del motor. No obstante, si aún no tienes esa capacidad, puedes guiarte por dos indicadores para saber el momento adecuado para hacer el cambio de marcha.
Uno de ellos es la velocidad y el otro son las revoluciones. Antes de entrar en materia es importante destacar que esto puede depender del coche que conduzcas. No es lo mismo conducir un coche deportivo, un utilitario o una furgoneta. También afectan las condiciones climáticas, el número de marchas del coche o los caballos de fuerza.
Si quieres saber a qué velocidad cambiar de marcha podemos decirte que, en un vehículo estándar, después de meter la segunda, las velocidades son las siguientes:
Al llegar a los 40 km/h es el turno de la tercera marcha.
A los 60 km/h viene la cuarta.
A partir de los 80, hay que meter la quinta.
El otro método es por las revoluciones. Lo recomendable, más allá de decir “cuando el coche te lo pida” (que no es del todo falso), es hacer los cambios dentro del rango. Este es de:
2.000-2.500 revoluciones por minuto en el caso de que el coche sea a gasolina.
1.500-2.000 rpm si es diesel.
Los coches a gasolina son más eficientes al arrancar, por lo que no necesitan tiempo de calentamiento ni ser acelerados para empezar la marcha. En cuanto a los cambios de marcha, como hemos mencionado anteriormente, lo recomendable es hacerlos dentro de las 2.000 y 2.500 rpm.
Al arrancar, se sugiere no pisar el acelerador para mover el coche, a menos que sea necesario, como cuando se está arrancando en una cuesta, por ejemplo. En ese caso, el motor debe ser acelerado de manera suave y progresiva, evitando acelerones y frenazos.
La primera marcha es la que genera un mayor desgaste en el motor e imprime una mayor fuerza. Esto es bastante lógico, pues es la que empieza el movimiento del automóvil y necesita vencer la resistencia. Esta marcha debe tener una duración de unos 2 o 3 segundos después de arrancar, tras ese lapso de tiempo, debes pasar a la segunda.
Ya en segunda, los cambios vendrán dados por lo que nos permita el tráfico y las vías. Si hay vía libre y fluidez, lo mejor es realizar los cambios hasta llegar a la marcha más alta. De esta forma, podrás ahorrar combustible.
Al acelerar, lo más conveniente es circular con marchas largas a bajas revoluciones. Contrario a lo que puedas creer, el coche se siente mejor si conduces con marchas largas y el acelerador a fondo que con marchas cortas con el acelerador medio.
Por el contrario, los vehículos a diésel tienen un arranque lento. Por eso, al arrancarlos lo mejor es hacer una aceleración suave y uniforme, nada de aceleraciones bruscas.
Para los cambios de marcha, deben hacerse a revoluciones más bajas que en los coches a gasolina. Esta clase de vehículos (los de diésel) solo puede alcanzar las 4.500 rpm, por lo que en ningún caso es recomendable superar los 3.500 antes de hacer un cambio de marcha. Lo idea es hacer el cambio entre las 1.500 y 2.000 revoluciones por minuto.
Puedes pensar que el secreto para hacer un buen cambio de marcha se encuentra en la coordinación entre pedales y palanca de cambios. Aunque ese es un factor importante, el verdadero secreto se encuentra en las revoluciones. Para una conducción eficiente es necesario mantener las revoluciones al mínimo, prolongando la vida útil del motor y la caja de cambios.
Siendo así, el mejor momento para hacer un cambio de marcha (tras meter segunda) es:
En el caso de vehículos a diésel, cuando las revoluciones alcancen las 1.500 o 2.000 RPM.
Para vehículos a gasolina, cuando alcancen entre 2.000 y 2.500 RPM.
En el caso de las motos, el proceso es algo distinto, pues no existe un estándar que nos indique a cuántas revoluciones se debe cambiar la velocidad. De hecho, hay motocicletas que no cuentan con un medidor de rpm.
Si quieres saber cuándo cambiar de marcha la moto es necesario practicar. Y si de prácticas se trata, el sitio adecuado es la autoescuela. Consulta el precio del carnet de moto a2 e inscríbete con nosotros. Te garantizamos la mejor formación en conducción de coches y motocicletas.
El primer paso para reducir una marcha cuando se acerca, por ejemplo, un semáforo, es dejar que el coche pierda potencia decelerándolo con lo que se conoce como freno de motor.
Acto seguido, cuando las revoluciones se sitúen entre 2.000 y 3.000 rpm hay que hacer el cambio de tercera a segunda pisando el embrague y soltándolo suavemente. El cambio debe hacerse a bajas revoluciones para evitar un desgaste excesivo del motor y a velocidades entre 30 y 40 km/h para conservar mejor los frenos.
Para desacelerar, el proceso es más simple que para acelerar, aunque es igual de importante. A menos que sea en un caso de emergencia, debe hacerse suavemente y con premeditación.
Un consejo para una frenada eficiente es que, antes de accionar el freno, se utilice lo que se conoce como “freno del motor”. Esto es simplemente retirar el pie del acelerador y dejar que el motor disminuya sus revoluciones.
Al acercarse al destino, se acciona suavemente el freno y, de manera coordinada, pisar el embrague para cambiar de marcha. Al colocar la marcha inferior, se debe soltar el embrague en dos etapas para evitar cualquier daño en el sistema de cambios.